Pobrecita, el miedo que tenía esta mañana cuando Mercedes y una amiga la encontraron al lado del antiguo Restaurante de La Glorieta ( de ahí el nombre ). Hasta un mordisco les tiró. Se pegaba al suelo y no quería moverse
Pero en el momento en que sintió que nadie la iba a lastimar , salió del transportín y se puso a comer.
Esta tarde ya ha salido de paseo sin problemas y le encanta jugar con Salta. Y nos ha dejado quitarle de las orejas algunos de los cientos de cardos que tiene pegados.
No creemos que llegue al año de edad.